Es una muestra de la tradición cristiana de la
celebración de esta fiesta pagana acogida en el seno católico con
honda afinidad a la tradición céltica. Esta fiesta se celebra en
la estación de otoño –justo en la mitad estacional- y que anuncia
la antesala del invierno.
La conmemoración en la fiesta de las castañas,
aparte de celebrar y honrar a nuestros muertos, también lo hacemos
confraternizando con sus almas, purificándolas con las candelarias
que les ofrecemos como son las hogueras, las luminarias en los huecos
de corteza de las calabazas o de melones. También es un acercamiento
entre los familiares, donde los más jóvenes aprenden a comunicarse con
el mundo de los muertos con los juegos de mascararse la cara y otros
lugares de su cuerpo y jugar con las luminarias ofreciéndoles la
fortaleza de la pureza que solo los niños tienen.
Desde el siglo
XX la fiesta de la Castaña se ha realizado en el pueblo de Dílar
como una celebración familiar y de fraternidad con los demás con el
asado de castañas y de bellotas, así como el acompañamiento con
aguardientes, maíz rosetero (para las palomitas) y dulces. Lo
jóvenes lo celebraban entre amigos en casas particulares o espacios
libres con la misma liturgia y hermandad.
La fecha de celebración de LA FIESTA DE LA
CASTAÑA siempre fue el día 1 de noviembre, el día de todos los
Santos. Pero en el año 1992 esta fiesta se popularizó, o se
institucionalizó por la corporación municipal, y aun perdura en la
actualidad como una fiesta que se celebra para todo el pueblo y que
se adelantó al día 31 de octubre, sólo con la idea de que el día
uno de noviembre es festivo, aunque no sea domingo.
La costumbre de comer las bellotas y las castañas
es larga en la tradición española. Así se puede observar en dos
estrofas del poema en el siglo XVII de D. Luís de Góngora y Argote
en el poema de “Ándeme yo caliente y ríase la
gente” que dice:
(…)
Coma
en dorada vajilla
el
Príncipe mil cuidados
como
píldoras dorados,
que
yo en mi pobre mesilla
quiero
más una morcilla
que
en el asador reviente,
y
ríase la gente.
Cuando
cubra las montañas
de
blanca nieve el enero,
tenga
yo lleno el brasero
de
bellotas y castañas,
y
quien las dulces patrañas
del
Rey que rabió me cuente,
y
ríase la gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario